¡Haz que tu paladar viaje a Marruecos sin salir de Bilbao!
Assafir es uno de los cuatro restaurantes especializados en gastronomía árabe marroquí que se encuentra en Bilbao
La entrada a la experiencia gastronómica en el restaurante Assafir. Fotos: Andrea García Lajas.
Se siente la cultura marroquí nada más llegar a la entrada del restaurante. La fachada está adornada con dos lámparas de un azul marino intenso que no pasan desapercibidas. A su lado, unos arcos que evocan las mezquitas en representación de la cultura árabe, que invitan a descubrir su interior. Aunque, la decoración de la fachada es solo el primer contacto con la experiencia que aguarda al otro lado.
Al cruzar el umbral había personas disfrutando de la comida en casi todas las mesas. Entre ellas hay familias y parejas que por su indecisión al elegir los platos se notaba que era la primera vez que acudían al establecimiento. Mientras tanto, otros clientes parecían habituales al mostrar seguridad en su elección y al no sorprenderse por la decoración que les rodea. Cabe destacar que aunque la mayoría de los comensales no eran de origen marroquí, también había compatriotas disfrutando de la propia gastronomía de su tierra. Por otro lado, el personal del restaurante también ayuda a tener una buena impresión, ya que los camareros son amables, siempre con una sonrisa y sirven los platos con orden y atención, mientras retiran los platos anteriores con rapidez y sin molestar, lo que hace que el servicio se vea cuidado como el resto de la experiencia.
El interior del restaurante está lleno de detalles que transportan a Marruecos. Hay espejos de diferentes tamaños y estilos que adornan la mayor parte de las paredes, mientras que alrededor de unas 30 lámparas de distintos tipos iluminan el lugar. Algunas de estas lámparas están hechas de paja e imitan la forma de un sombrero, mientras que otras son de cristales en tonos azul, verde y naranja con dibujos creados con los propios cristales en fragmentos más pequeños. Además, las paredes están decoradas con cuadros que muestran lugares y figuras históricas de Rabat, acompañados de marcos de fotos con ojos de una mujer marroquí y las especias originarias de su país.
Decoración del interior de restaurante. Fotos: Andrea García Lajas.
Lo más sorprendente de toda la decoración es una fuente de mosaicos situada cerca de las mesas para parejas. Este mosaico está fabricado de manera artesanal con azulejos cortados a mano que se colocan dando formas geométricas para crear mosaicos andalusíes. Los mismos mosaicos también se encuentran en las mesas del restaurante que acompañado de un candelabro y música marroquí hace que la experiencia sea más inmersiva.
La gastronomía que abarca marruecos
En cuanto a la propuesta culinaria, Assafir presenta una amplia variedad de platos, pero si no sabe por dónde empezar o desea probar una mayor variedad existe la opción de un menú degustación para dos personas. Este menú incluye cinco entrantes: hummus, falafel, briwat de pollo, harira (sopa) y espinacas. Todo ello junto a un plato principal a elegir entre tajín de pollo, de kefta, cuscús de pollo o de ternera. Acompañado de pan artesanal, pastas marroquíes y té.
Los entrantes del menú degustación para dos personas. Fotos: Andrea García Lajas.
La harira es una sopa de tomate con garbanzos, perejil y carne de ternera desmenuzada que no es tan conocida fuera de Marruecos, aunque es popular en Ramadán para romper el ayuno. Por otro lado, el briwat de pollo es otro plato desconocido que combina el sabor salado del pollo con el sabor dulce del hojaldre que lo envuelve. La combinación de dulce y salado crea una explosión de sabores inesperada pero equilibrada.
En general la mayoría de las recetas originarias de Marruecos tienen base vegetal, por lo que es común encontrar vegetales en muchos de los platos. Un claro ejemplo es el cuscús, uno de los platos más típicos que se sirve acompañado de calabacín, zanahoria y patata entre otros vegetales. Estos ingredientes no solo llenan el plato de color, sino que también aportan una variedad de texturas que realzan su sabor y hacen de la comida un viaje a través de los sentidos.
Cuscús que probamos en el restaurante
Fotos: Andrea García Lajas. Cuscús elaborado por el restaurante Assafir
Postres que endulzan la experiencia
Para los amantes del dulce, el verdadero placer de la gastronomía marroquí llega al final de la comida, con una variedad de dulces irresistibles. Entre ellos destacan los Baghrir, unos crepes árabes, tarta casera o las tradicionales pastas marroquíes. Cada uno de estos dulces tiene su propio nombre: la pasta alargada que es crujiente por fuera y suave por dentro rellena de almendra dulce, se conoce como kaghb ghazal, mientras que la pasta redonda similar a la textura de un polvorón de sabor a coco y almendra se llama mhancha.
Para concluir la experiencia y facilitar una buena digestión, sirven un té caliente de manera tradicional. Lo vierten con destreza, como si fuera una sidra, en un pequeño vaso del tamaño de un chupito con el propósito de crear una espuma en la parte superior del té. El vaso está inspirado en la estética marroquí y lleva grabado en el exterior una mano de Fátima. En cuanto a su sabor, es dulce con un toque de hierbabuena que deja una sutil sensación de sequedad en la boca.
Pastas y té tradicional de la gastronomía marroquí. Fotos: Andrea García Lajas.
Sentirse en Marruecos desde Bilbao
La vivencia en Assafir fue tan auténtica que al compartirla en mis redes sociales, muchos de mis amigos y conocidos me preguntaron si me había ido de viaje a Marruecos. Al final, la combinación de la comida, la decoración y la sensación que transmitía el espacio me hizo sentir como si realmente estuviera en Rabat, todo sin salir de Bilbao.

